
Son repugnantes los vampiros que creen que aman. La sangre es lo único que atenaza la voluntad del ser de las tinieblas. Sólo del odio recibe su fuerza, asegura con la ira su supervivencia. El amor, para el vampiro, es algo definitivamente monstruoso, como el humano del que se supone procede semejante entelequia.
Omaha Beach Boy (alias Voivoda Vlad Dracul).
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Sanguis vita est.
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